Runners y sauna, ¿por qué? Las personas que salen a correr a diario saben que sus músculos y articulaciones se castigan en exceso.
El riesgo de acabar lesionado es muy grande por la tensión que soporta el cuerpo, sin embargo, existe una propuesta para relajar el cuerpo de forma muy eficiente.
¿Por qué los runners deberían incluirla una sesión de sauna en sus entrenamientos?
Las condiciones de la temperatura de la sauna convierten a este espacio en un lugar propicio para los deportistas por sus enormes beneficios.
Debido a las temperaturas tan altas, los capilares sanguíneos consiguen dilatarse y provocar que el corazón bombee sangre de una forma más rápida.
La sauna hará que tu aparato cardiovascular funcione mejor, mejorará la respiración y acabará con las posibles molestias y dolores que se produzcan tras una sesión de running.
Al haber tantos grados en el interior, notarás como sudas más del normal, así que resulta necesario que te hidrates correctamente.
Hay una serie de aspectos a tener en cuenta antes de meterte en la sauna…
- Si realizaste algo de ejercicio, lo mejor es que antes de entrar a la sauna descanses como mínimo media hora y tampoco te metas justo después de comer
- Sería aconsejable tomar algo de azúcar o algún dulce antes de entrar para que la sangre cuente con más contenido de glucosa
- Tampoco es conveniente que entres con los pies fríos
- La temperatura nunca debe superar los 90 grados
En el deporte, tan importantes como el entrenamiento, son la nutrición, y el descanso y la recuperación. En el siguiente artículo hablaremos de las bondades de la sauna, como método reparador.
En la sauna se utiliza calor (seco o húmedo) que provoca una abundante sudoración del cuerpo como mecanismo de refrigeración. La diferencia de la sauna con cualquier método local de calor (un gel calentado en el microondas, unas corrientes, etc), es que el calor localizado suele afectar a la piel y no a los tejidos profundos, ya que antes de que el tejido muscular llegue a calentarse, la temperatura de la piel podría aumentar demasiado, incluso resultar dañada. Para llegar a los tejidos, disponemos de las saunas y los baños de vapor, que afectan a los sistemas nerviosos y endócrino. El grado de profundidad que alcanza la radiación térmica de una sauna, es de unos 4 cm, suficientes para estimular la sudoración sin producir sensación de sofocación o malestar
Beneficios
- Mejora la circulación sanguínea.
- Al abrirse los poros para eliminar el sudor pues las glándulas sudoríparas se vasodilatan, también se eliminan toxinas, impurezas de la piel, incluso alcohol y nicotina (después de un día de resaca es el mejor mecanismo de depuración que existe si no estamos en condiciones de hacer deporte). Respecto a la eliminación del alcohol con el sudor, esto se puede comprobar cualquier tarde-noche de verano con mucho calor, como el alcohol afecta menos al organismo. Si no se eliminan las toxinas, persiste la fatiga en el deportista.
- Se despejan las vías respiratorias al hacer más fluida la mucosidad. Las saunas con vapor de eucalipto son muy efectivas en éste sentido.
- Tiene efecto relajante. Después de una sesión de sauna te quedas “como la seda”. Muy recomendable por tanto para aquellos que tienen problemas de insomnio. Este efecto relajante debido a la liberación de endorfinas, también ayuda a aliviar las dolencias articulares.
- El calor también caldea al SNC. Favorece la transmisión nerviosa muscular y facilita una comunicación más eficiente y potente entre el músculo y el cerebro.
Aspectos a considerar
- Mucha gente no sabe el momento en el que tiene que darse una sauna, y es muy normal en los gimnasios, quienes van directos tras realizar ejercicio intenso. Esto es un error. Después de una sesión de entrenamiento o competición deben transcurrir entre 6 a 8 horas antes de introducir cualquier forma de calor (1), incluida una sesión de sauna, sea seca o húmeda. Tras una sesión de entrenamiento perdemos líquidos y sales minerales, y si nos damos una sauna, aún perderemos más líquidos, dificultando la recuperación post-entrenamiento. Es un mito que arrastra diferencias motivos como “… si vas a la sauna tras el entreno pierdes grasa, si vas a la sauna tras entrenar tienes menos agujetas al día siguiente, etc…”. Todo ésto es falso.
- Otro tema que hay que dejar claro es el tiempo de aplicación, y si es necesario ducharse previamente. Habitualmente son suficientes de 5 a 20 minutos (combinados con una ducha fría de 1 a 2 minutos), empezando por las extremidades, y posteriormente por el centro del cuerpo. Antes de meternos a la sauna, deberemos tomar una ducha con agua templada o caliente y jabón, para limpiar la superficie de la piel, y además, para activar la circulación sanguínea. La ducha fría en medio del tiempo de sauna, es para conseguir la contracción de los vasos sanguíneos (vasoconstricción) y estimular la circulación sanguínea.
- ¿Me pongo de pie? ¿sentado? La mejor posición es acostarse con una toalla, que previamente ha sido sumergida en agua fría sobre la cara (además de la toalla sobre la que nos acostamos para no darnos un quemazo, además de por motivos de higiene) . La mayor parte de las pérdidas de calor se producen por la cabeza, y cuando se está en un ambiente caluroso, la cabeza es particularmente sensible al calor excesivo debido a su elevada irrigación sanguínea y a los mecanismos reguladores del calor en el cerebro (1). Tras estar tumbados en el banco, una vez que nos reincorporemos, hacerlo progresivamente, ya que nos podemos sentir mareados.
- Una vez terminada la sauna, ¿que hago? Pues hay que darse una ducha con agua templada-fría, empezando por los pies, hacia el centro del cuerpo. Nunca ducharse con agua caliente. Algo que hace casi todo el mundo por desgracia.
- Hay que controlar nuestro nivel de hidratación. Beber en abundancia, ya que en la sauna se producirá sudoración y por tanto, una leve deshidratación.